FLOR

 

¡Hola de nuevo!

Esta vez queremos compartir con vosotros algo que es parte de nuestro trabajo, en el cual, como ya imaginaréis, tras un plato de comida bien presentado y servido o de una mesa delicadamente puesta -aspectos que, sin duda, están en la base de nuestra labor y en los cuales jamás nos permitimos fallar-, hay mucho más…

Cuando un cliente contacta con nosotros para contarnos el tipo de celebración que desea realizar, lo primero que tratamos de hacer es sintonizar con él e intentar captar su deseo, la clase de evento que quiere celebrar y de sensaciones, ¡e incluso emociones! que quiere despertar en aquellas personas que formarán parte del mismo, en aquellos familiares, amigos o compañeros que están en su mente a los que desea sorprender.

Ahí está la clave, ¡en las emociones! que, sin duda, sumadas a las sensaciones vinculadas al paladar, son las responsables de que, cuando después del trabajo y los preparativos previos a un evento, a los viajes, a las compras, a los pedidos, etc., etc., todo sale como estaba planificado, seamos capaces de emocionarnos en el momento en el que suena esa canción elegida por nuestro cliente para entrar al salón que suscita alegría, o esa otra canción que suena cuando sale la tarta y habla de amistad…

Es muy bonito poder compartir esos momentos, formar parte de la materialización de sueños, deseos e ilusiones que, en ocasiones, nuestros clientes llevaban queriendo hacer realidad años. Es muy gratificante ser partícipes de ocasiones de alegría, de instantes de emoción, e incluso en ocasiones, ¡de felicidad!, y ni qué decir tiene que nuestro agradecimiento es inmenso cada vez que una familia, un grupo de amigos, antiguos compañeros de trabajo, una persona…, confían en nosotros para tal menester.

Por ello, y como tantas otras veces, agradecemos la confianza depositada en nosotros, en esta ocasión, para reunir y sorprender a un grupo de personas antaño vinculadas por un motivo de carácter laboral, el hacernos formar parte de una celebración tan emotiva y partícipes de esa ilusión -no carente del nerviosismo y riesgo que implica cualquier convocatoria- necesaria para que la vida, en ocasiones, cobre mayor intensidad… ¡!

¡GRACIAS!

HOTEL EL PRADO